miércoles, 25 de junio de 2008

Seguro Social Obligatorio

SEGURO SOCIAL OBLIGATORIO

El 9 de octubre de 1944, se iniciaron las labores del Seguro Social, con la puesta en funcionamiento de los servicios para la cobertura de riesgos de enfermedades, maternidad, accidentes y patologías por accidentes, según lo establecido en el Reglamento General de la ley del Seguro Social Obligatorio, del 19 de febrero de 1944. En 1946 se reformula esta Ley, dando origen a la creación del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, organismo con responsabilidad jurídica y patrimonio propio.
Con la intención de adaptar el Instituto a los cambios que se verificaban en esa época, el 5 de octubre de 1951 se deroga la Ley que creaba el Instituto Central de los Seguros Sociales y se sustituye por el estatuto Orgánico del Seguro Social Obligatorio.
Posteriormente, en 1966 se promulga la nueva Ley del Seguro Social totalmente reformada el año siguiente es cuando comienza a ser aplicada efectivamente esta Ley, que fundan los seguros de Enfermedades, Maternidad, Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales en el seguro de asistencia médica; se amplían los beneficios además de asistencia médica integral, se establece las prestaciones a largo plazo (pensiones) por conceptos de invalidez, incapacidad parcial, vejez y sobrevivientes, asignaciones por nupcias y funerarias.
Se establece dos regímenes, el parcial que se refiere solo a prestaciones a largo plazo y el general que además de prestaciones a largo plazo, incluye asistencia médica y crea el Fondo de Pensiones y el Seguro Facultativo.
Indemnizaciones diarias
En caso de enfermedad o accidente que incapacite al trabajador temporalmente, tendrá derecho desde el cuarto día de incapacidad y hasta por 52 semanas, a una indemnización diaria que se pagará mientras subsista el estado de incapacidad.
monto de la indemnización diaria
El monto de la indemnización diaria, será igual a las 2/3 partes del salario diario del trabajador.
Requisitos:
· Reposo médico emitido por un centro del IVSS, el cual debe ser consignado ante el patrono.

lunes, 16 de junio de 2008

CODIGO DE ETICA DEL ESTUDIANTE

Son valores fundamentales de las Universidades la honorabilidad, honestidad, responsabilidad, justicia, tolerancia, lealtad y solidaridad con todos quienes forman la Comunidad Universitaria, incluyendo estudiantes, autoridades, docentes, personal, administrativo y obreros en general.

Los estudiantes universitarios deben:

1. SER HONESTOS. No copiar de fuentes no autorizadas, no plagiar, no mentir, ni apropiarse en forma alguna de cualquier tipo de información, documento o trabajo.

Deben mantener en reserva cualquier información sobre pruebas, exámenes y cualquier otra evaluación de carácter confidencial.

2. SER RESPETUOSOS. Cuidar la integridad y la honra de las personas que conforman la Comunidad Universitaria, y respetar las sedes universitarias, sus instalaciones y equipamientos.

3. SER JUSTOS. Buscar y aceptar el equilibrio y la verdad en las decisiones personales y de los demás; aceptar la distribución de deberes y derechos entre los miembros de la Comunidad Universitaria; respetar el orden jurídico establecido; no desarrollar actividades de proselitismo, propaganda político-partidista o religiosa, en los predios universitarios.

4. SER SOLIDARIOS. Colaborar con quien lo necesite, a través de acciones desinteresadas en beneficio de otros y de objetivos y proyectos de interés común.

5. SER TOLERANTES. Aceptar a los demás como son, con sus defectos y cualidades; respetar su integridad personal y opiniones, aunque sean distintas a las propias, entendiendo que la diversidad enriquece a una comunidad; no realizar actividades discriminatorias de ningún tipo, sean de carácter racial, político o religioso.


6. SER RESPONSABLES. Actuar con compromiso, madurez, responsabilidad y puntualidad en las actividades universitarias y en todos los actos en los que participen de forma académica y social.


7. SER LEALES. Ser consecuentes con la Universidad y colaborar con la Institución y sus autoridades en caso de requerir su intervención para aclarar cualquier investigación y sumario de violación al Código de Ética vigente.

domingo, 8 de junio de 2008

PORTUGUESA








Portuguesa es un Estado de Venezuela perteneciente a la Región Centro Occidental. Limita al norte con el estado Lara, al sur con Barinas, al este con Cojedes y Barinas, y al oeste con Trujillo. Su territorio, con una superficie de 15.200 km2, está ocupado en su mayor parte por Los Llanos occidentales, excepto el sector noroeste, que es una zona montañosa andina. En la economía destaca la cría extensiva del ganado vacuno. La agricultura se basa en el cultivo de arroz, maíz, ajonjolí (sésamo), caña de azúcar y tabaco, favorecida por la extensión de sistemas de riego y la red caminera. Guanare capital del estado, está situada en el piedemonte y es el centro de la producción agrícola. Otras entidades importantes son la conurbación Acarigua-Araure, y las ciudades de Villa Bruzual, Píritu y Guanarito. El estado de Portuguesa tiene una población (2000) de 830.441 habitantes.


El territorio del actual estado Portuguesa formó parte de la Provincia de Venezuela. En 1851 fue elevado a la categoría de provincia, con los territorios de Araure, Guanare, Guanarito y Ospino, pertenecientes hasta entonces a la provincia de Barinas; con el nombre de Portuguesa. En 1856 se le confirma la categoría de provincia. En 1864 se proclamó como uno de los 20 estados independientes que formaron los Estados Unidos de Venezuela. En 1866 se une con el estado Zamora, en una sola entidad con el nombre de este último. A finales de ese mismo año se separa y recupera su condición. En 1879 pasó a formar parte de uno de los siete estados-de la Unión, el estado del Sur de Occidente integrado por Portuguesa, Carabobo, Cojedes, Zamora y el departamento Nirgua. En 1881 cambia el nombre por el de Zamora. En 1900 el estado Zamora quedó reducido a Portuguesa y Cojedes. En 1909 recuperó definitivamente la categoría de estado que mantiene hasta hoy. Existe con este nombre desde 1909.


Guanare su capital, nace a los márgenes del río Guanaguanare, traducido como "lugar de gaviotas" y fue fundada en 1.591. Según la tradición, en una partida conquistadora que marchaba hacia los llanos, iba una mujer oriunda de Portugal, que al cruzar un río se ahogó en sus aguas caudalosas. Desde entonces se le llamó el "Río Portuguesa" referencia anecdótica que con el tiempo se lexicalizó, se contrajo al parecer la preposición y el artículo, y se adoptó como nombre de aquel río. Luego se extendió a la región circunvecina, que hoy forma el estado Portuguesa. Sin embargo, también se señala que el nombre del río fue puesto en homenaje a la colonia portuguesa que se residenció en nuestro territorio desde la época de la colonia.Portuguesa, es un gentilicio femenino de Portugal: Portugal es un topónimo compuesto de las voces "portus" (de origen latino) que significa: "puerta", "entrada" y "cala" (de origen céltico) que significa: "pequeña ensenada", de donde se deduce que Portugal equivale a "Puerto de pequeña ensenada".

PARQUES NACIONALES
Posee cuatro parques nacionales: Dinira, en la Sierra de Barbacoas, abarcando los estados Lara, Trujillo y Portuguesa. El Guache, en el comienzo de la Cordillera de los Andes, en los estados Lara y Portuguesa. Páramo de Guaramacal, en el ramal este de Los Andes, al occidente del país. Terepaima, al sureste de Barquisimeto, en el extremo oriental de la Cordillera Andina.


TRADICIONES
Una de las leyendas más populares del país es la de Florentino y el Diablo, la batalla entre el bien y el mal, la lucha entre el coplero sombrío que vaga errante por la inmensidad de la sabana y mandinga, como también se le denomina al diablo. El mito fue recogido en un inolvidable poema de Alberto Arvelo Torrealba. Florentino o el quitapesares representa la imagen del hombre recio, fuerte e indómito que logra derrotar al diablo en un largo duelo. El mal se retira porque llega el amanecer, y el cantor pierde la voz por el resto de sus días después del enfrentamiento a fuerza de contrapunteos que lo convirtió en una leyenda que se transmite de generación en generación.




sábado, 7 de junio de 2008

CONOCE AL ESTADO FALCON






ORIGEN DEL APELLIDO BOLIVAR


LOS ORÍGENES DE LA FAMILIA BOLÍVAR


Diversos documentos presentan a la familia Bolívar como originaria de una noble familia de Vizcaya, que vivió en el pueblo de Bolívar, lugar situado casi en el centro de la cadena cantábrica, en un valle regado por el río Ondárroa.
Los historiadores de Vizcaya hacen saber que el pueblo de Bolívar fue fundado en el siglo X “por el amo o dueño de la casa solar de Bolívar y los labriegos que llevó consigo” (Blanco-Fombona, 1971:14). En aquella época Bolívar formaba con Cenarruza una de las veinticinco anteiglesias o pequeñas repúblicas que constituían, antes de la abolición de los fueros, el señorío de Vizcaya.
Frente a la iglesia existe un edificio que señala el nombre de una familia notable: Bolívar Jáuregui, que en el siglo XVIII todavía estaba habitada por miembros de este nombre. Al parecer dicha casa solariega, había reemplazado el antiguo castillo de los Bolívar del siglo X.

No se ha podido establecer si los Bolívar Jáuregui eran los descendientes de la antigua familia que fundó en el siglo X la iglesia de Santo Tomás de Bolívar. Sin embargo,

“Las viejas crónicas relatan que los señores de la casa solar de Bolívar lucharon..., en el siglo XI, contra los obispos de Armentia, por el mantenimiento de los fueros, y que acusados de haber intervenido en el asesinato del obispo Don García, en el año 1053, fueron desterrados de su país”. (Ibídem: 23)

Desde el siglo XIII vuelve a encontrarse la rama principal de la familia instalada en la antigua casa solar, luego de siglos de exilio.

Estos Bolívar Jáuregui, adoptaron de nuevo el escudo primitivo de la familia (la rueda de molino en campo de plata). Posteriormente sustituyeron el blasón primitivo con un nuevo escudo (campo de plata con banda de azur horizontal sembrada con tres corazones en campo verde).
Existen otras familias Bolívar de Vizcaya que aparentemente tienen un origen común, y es posible que el destierro de 1053 sea la causa de que vuelvan a encontrarse casas de Bolívar en regiones de España donde no existe en absoluto este apellido.
Otros genealogistas sostienen que tuvo su casa solar en tierras de Alava y lo prueban así las armas de numerosas ramas de este linaje, las cuales ostentan las panelas, típicamente alavesas. También refuerza esta hipótesis el propio significado de la palabra bolíbar, “ribera de molino”. (Suárez, 1983); la existencia de molinos presume la del trigo, y según los viejos cronistas esta planta se cultivaba realmente en Alava y no en Vizcaya. Se sostiene que hubo un lugar de Bolívar en Alava y de allí salieron los Bolívar vizcaínos.

Los Bolívar venezolanos eran por varonía Ardanza, y procedían de la rama establecida en Axpé de Busturia (Vizcaya) la cual por alianza matrimonial tomó por apellido el de la Rementería. Cfr. (Ibídem: 44)

El primer Bolívar en Venezuela fue Simón de Bolívar y de la Rementería, apellidado “el Viejo”, hijo de Martín Ochoa de la Rementería y Magdalena de Bolívar e Ibargüen. No se conoce con certeza a que linaje de Bolívar pudo pertenecer el padre o la madre de ella. Y sólo se supone que debió pertenecer a los Bolívar, de Zamudio, por ser las mismas armas que ostentan los descendientes caraqueños de Magdalena de Bolívar e Ibargüen.

Simón de Bolívar era natural de la villa de Marquina (Vizcaya), donde nació en 1532 y vino a Indias en 1559, estableciéndose por entonces en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, capital de la isla de la española, hoy República Dominicana, donde fue Escribano Público y de Cabildo, y Secretario de Cámara de la Real Audiencia.
Este Simón de Bolívar fue antepasado directo del Libertador, y de él hasta el Padre de la Patria hubo una sucesión de varones del mismo apellido que contrajeron matrimonio con miembros de las principales familias de la Colonia.
Según Ramón Darío Suárez (1983), los antepasados paternos de Simón Bolívar, conjugan diversos linajes de España y Europa. Así, el padre del Libertador legó a su hijo sangre de nobles, Santos, conquistadores y reyes. De esta manera Bolívar descendía de los Castro, Díaz Moreno, Rojas, Escobar, Tovar, Arellano, Cáceres, Solís, Noroña, Dávalos, Agüero, Rebolledo, Maldonado de Armendariz, Villegas, Martínez de Villegas, Guevara, Quesada, Biedma, Ponce de León, Meneses, Fines, Fajardo, Tenorio, Silva, Maldonado, Ponte, Marín, Mejía, Vilchez, Narváez, Osorio, Villaseca, Padilla, Leiva, Manuel, Casa de Suabia, Casa de Franconia, Casa de Sajonia, Casa de Este, Casa de Welf, Casa de Borgoña, Casa de Lorena, Casa Angelos, Casa Comneno, Casa Real de Hungría, tercera Casa Real de Francia, Casa de Saboya, Castañeda, Asturias, Salido, Argüello, Briceño, Dávila, Sanz, Graterol, entre otros.
LA FAMILIA BOLÍVAR EN VENEZUELA
Tanto el padre de Bolívar, don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, como la madre, doña María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a las mejores familias de Caracas. Como se ha señalado Simón de Bolívar se llamó el primero de los antepasados del Libertador que pasó a la América, y también su hijo, por lo cual se les distinguió, según costumbre de la época diciendo Simón de Bolívar el Viejo y Simón de Bolívar el Mozo.

Ambos llegaron a Venezuela a fines del siglo XVI y Bolívar el Viejo volvió muy pronto a España como Procurador General ante la Corte, de las ciudades de Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, El Tocuyo y Maracaibo. Llevaba varias súplicas encaminadas al fomento de la Colonia, y a procurarle mayor autonomía; y entre otras, una muy significativa; la solicitud que no enviara, la Audiencia de Santo Domingo, jueces en comisión:

“si no fuere en negocios muy arduos y muy graves... porque de enviar los dichos jueces, como de ordinario se envían muchas veces, son fatigados e molestados e vienen a menos y se empobrecen los vecinos”. (Mijares, 1967:12)

Los Bolívar se unieron muy pronto, por sucesivos matrimonios, a las familias de los primeros conquistadores y pobladores de la Provincia.
“Al establecerse la familia en Caracas, sus hijos se mostraron activos en los cargos públicos y en los tribunales, fueron católicos devotos que hicieron cuantiosas donaciones a la Iglesia y, realizando matrimonios entre las familias aristocráticas de la ciudad –descendientes de los conquistadores-, agregaron a su herencia vasca la Navarra y la andaluza. San Mateo, una encomienda que trabajaban los indios, permaneció en manos de la familia unos doscientos años y constituyó la base de la fortuna de la misma. Los Bolívar fueron designados alcaldes y se destacaron en la defensa de La Guayra. Así, el linaje del Libertador está dado por una larga e ininterrumpida línea de adinerados y respetados hombres y mujeres de la aristocracia colonial”. (Masur, 1987:24-25)
El padre de Bolívar, nacido en 1726, defendió los puertos de Venezuela contra los piratas ingleses, y fue electo diputado caraqueño en España siendo muy joven (21 años), pasando cinco años en la corte de Madrid, y cuando regresó a Venezuela, le fueron asignadas altas responsabilidades.
En 1737, por fallecimiento de su hermano mayor, Martín, heredó derechos sobre el título de marqués de San Luis de Cura, solicitado por su padre Juan de Bolívar y Villegas, en 1731, título que nunca llegó a otorgarse.
Juan Vicente de Bolívar y Ponte, fue Procurador General del Ayuntamiento de Caracas (1747), Teniente de Gobernador, Corregidor y Justicia Mayor de La Victoria, San Mateo, Cagua y los Valles de Aragua (1759), Contador de la Real Hacienda (1765), fue Coronel de las Milicias Regladas de Blancos de los Valles de Aragua (1768), poseía una importante fortuna y era dueño de la hacienda San Mateo, las minas de cobre y tierras de Aroa y Cocorote, el hato de El Totumo, y varias casas en Caracas. La Victoria y la Guaira.
Había casado el 1º de diciembre de 1777 con María de la Concepción Palacios y Blanco, hija de Feliciano de Palacios y Sojo y de Francisca Blanco y Herrera, una de las familias aristocráticas más distinguidas de la colonia.

Del enlace de Juan Vicente de Bolívar y Ponte y de María Concepción Palacios y Blanco, hubo la siguiente descendencia:

1. María Antonia de Bolívar y Palacios, nacida en Caracas el 10 de noviembre de 1797, fallecida el 7 de octubre de 1872 quien casó con su primo Pablo de Clemente y Palacios, hijo de Manuel de Clemente y Francia y de María de las Mercedes de Palacios y Sojo. En segundas nupcias casó con Gabriel Camacho
2.- Juana Nepomucena de Bolívar y Palacios nacida en Caracas el 18 de mayo de 1779, quien casó con su tío Dionicio de Palacios y Sojo, hijo de Bernabé Francisco de Palacios y Sojo y de María Isabel Blanco y Herrera.
3.- Juan Vicente de Bolívar y Palacios, nació el 20 de mayo de 1791, quien tuvo descendencia, sin haber contraído matrimonio, con Josefa María Tinoco del Castillo.
4.- Simón de Bolívar y Palacios, El Libertador, nacido en Caracas el 24 de julio de 1783, quien casó con María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza, hija de Bernardo Rodríguez del Toro y Ascanio y de Benita Alaiza y Medrano, de la cual enviudó y no hubo descendencia.
5.- María del Carmen de Bolívar y Palacios, nacida en 1786, fallecida poco después de su nacimiento.

Ramón Darío Suárez (1983:55), señala en su estudio genealógico de la familia de Bolívar que:

“Juan Vicente de Bolívar y Ponte tuvo fuera de su matrimonio a Juan Agustín de Bolívar, de quien no se tiene muchas noticias, sólo se sabe que casó en Maracaibo, el 22 de noviembre de 1772, con Ana María Chacín y Mijares. Se ignora si hubo sucesión o no”.

Por su parte, Pedro José Casas Briceño, (1998:37) señala: “Juan Vicente Bolívar y Ponte, padre del Libertador, fuera de su matrimonio tuvo a: Juan Agustín Bolívar, quien casó en Maracaibo el 22 de Noviembre de 1772, con Ana María Chacín”. Asimismo, ni Carlos Iturriza Guillén (1967), ni Manuel Rodríguez Llamozas (1928), ni Andrés Ponte (1911), ni Felipe Francia (1911), ni Manuel Landaeta Rosales (1912), en sus detallados estudios sobre la familia del Libertador, mencionan en lo absoluto a Agustín de Bolívar, por lo tanto o ignoraban su existencia o quizás por ser hijo natural del padre de Simón Bolívar, soslayaron nombrarlo, tal vez por los prejuicios que la época imponía a la sociedad e incluso a la investigación genealógica.

AGUSTÍN DE BOLÍVAR: HERMANO DEL LIBERTADOR

El padre del Libertador dejó un hijo llamado Agustín (o Juan Agustín). Ello consta de su testamento y por un documento que el propio Agustín envió al Gobernador y Capitán General de Venezuela, para lograr el reconocimiento como hijo y heredero de su padre.

Don Juan Vicente de Bolívar y Ponte falleció el 19 de enero de 1786. Su testamento se compone de dos partes: un poder otorgado por el moribundo a su esposa y a su suegro para que redacten el testamento, y el testamento propiamente dicho redactado en base de las notas dejadas por el difunto. Cfr. (Madariaga, 1979:65)

En dicho testamento enumera sus títulos y distinciones:

“Yo, Don Juan Vicente de Bolívar, Coronel del batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de los valles de Aragua, comandante por Su Majestad de la compañía de Volantes del río del Yaracuy...”(Ibídem)

Señala su legitimidad y ascendencia: “hijo legítimo de legítimo matrimonio” (Idem); señala a su padre Don Juan de Bolívar como “capitán poblador”, es decir, descendiente de los conquistadores de Venezuela.

Hace especial mención a su fe y distribuye sus bienes entre sus cuatro hijos y su esposa. En el testamento hay una cláusula que señala: “Mando que Doña María Concepción Palacios y Blanco, mi mujer, tome de mis bienes cuatrocientos pesos, para que con ellos cumpla lo que le tengo comunicado, en descargo de mi conciencia” (Idem). Hace alusión a Agustín Bolívar “que vive en la ciudad de Maracaibo” (Idem), a quien dispone Don Juan Vicente “se le den doscientos pesos por una vez, de que le hago donación”. (Idem)

La existencia de un hijo ilegítimo de Juan Vicente de Bolívar no resulta extraña, ya que existen pruebas documentales de la conducta licenciosa de don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, por lo menos antes de contraer matrimonio. Según lo refiere Madariaga:

“aprovechándose don Juan Vicente de su poder social había sometido por la violencia al servicio de sus placeres a tantas mujeres que de él dependían para su subsistencia, a tal punto de escándalo que el santo Obispo de Caracas se había visto obligado por las quejas de sus víctimas a amonestarle severamente”. (Ibídem: 67)

Parece que en 1765 siendo Obispo de Caracas Don Diego Antonio Diez Madroñero, durante una visita pastoral recibió éste numerosas quejas sobre la conducta de Don Juan Vicente de Bolívar “que de público y notorio ha oído decir que vive desarregladamente con mujeres...” (Idem) y que para conseguirlas “se vale de su autoridad y poder, llamándolas a su casa, valiéndose también para ello de otras mujeres sus terceras” (Idem)

Al parecer el Obispo citó a varias testigos para corroborar el asunto, una de las cuales confirmó que había sido su amante durante tres años:

“Antes de los cuales ya vivía él íntimamente con otra, llamada María Bernarda, y luego con otra, Josefa Rosalía, la Chicota, de quienes usaba a su arbitrio, teniéndolas a su disposición todas al mismo tiempo y llamando a la que mejor le parecía, con quien se encerraba en el cuarto de su dormitorio o en un cuartillo junto a la galería”. (Idem)

Otra testigo citada por el Obispo indica:

“que la Margarita le había contado una noche, había estado por llamarla aquella tarde para libertarse del estrecho en que le puso queriéndola violentar dicho Don Juan, pues habiéndola encontrado sola, resistiendo ella la pretensión deshonesta, la cogió de una mano y por fuerza intentó meterla en el dormitorio, y forcejeando le dijo: gritaría si no la dejaba, con lo cual y haber sentido tal vez que una hija de la referida Juana Bautista se llegaba a la casa la dejó, y se salió muy bravo. A pesar de lo cual estas mujeres declaran no atreverse a negarle a Don Juan Vicente la entrada de su casa ni en excusarse de tomar sus recaudos por temor de su poder, violento genio y libertad en el hablar”. (Idem)

Una de las testigos, María Jacinta Fernández, dirigiéndose al Obispo señala, “El conflicto en que me hallo me hace acogerme a su amparo...porque me veo perseguida de un lobo infernal que quiere a fuerza que me lleve el diablo junto a él”. (Ibídem: 609) refiriéndose a Juan Vicente de Bolívar y Ponte.


El Obispo “mandó se junte el expediente reservado a que pertenece” (Idem) sobre las relaciones amorosas de Juan Vicente de Bolívar y Ponte. El prelado trató el asunto en serio, censuró severamente la conducta del Teniente de Justicia, tomando medidas para evitar el escándalo, y su consejo a las víctimas de Don Juan Vicente fue que “vivieran vida religiosa, evitaran tratos con él y no dieran pábulo a habladurías”. (Ibídem: 68).

En cuanto al culpable, el Obispo se pronunció y le dio por regla:

“no creer cosa alguna de las que había contado le habían dicho y que con desprecio de todo no volver a tratar ni comunicar de forma alguna, especialmente a las mujeres casadas que había nombrado ni a otra alguna moza, excusando llamar a su casa a las muchachas de doctrina y el entrar en la de alguna, socorriéndolas por mano del cura, si quisiere ejercitar la caridad con los pobres... que eran los medios que a Su Señoría Ilustrísima se le ofrecía debía poner en las circunstancias para acreditar su inocencia y excusar a Su Señoría Ilustrísima el quebranto que sin duda tendría en precisarle a creer lo que negaba y proceder en forma jurídica a corregirles”. (Idem).

Estos hechos tomados de un expediente inédito citado por Madariaga y publicado por vez primera en su biografía de Bolívar, los cuales constan en el Archivo de la Archidiócesis de Caracas revelan que el padre del Libertador tenía una conducta sexual bastante desordenada, que hace totalmente factible el hecho que pudiera haber engendrado hijos de tales relaciones.

Al morir Juan Vicente de Bolívar y Ponte en 1786, su hijo Agustín se dirige a Caracas:
“con el fin de acatar el testamento (de su padre), por verse él con plenos derechos para heredar, no como particular, sino como hijo del finado... (Sin embargo) ya en Caracas, la familia Bolívar no quiso reconocerlo como hijo y entonces este tuvo que comprobar por medio de testigos que él era verdaderamente hijo de don Juan Vicente de Bolívar y de condición bastardo”. (Aguilar, 1916:5)

Para lograr sus objetivos Agustín de Bolívar dirigió una carta al Capitán General, en la cual entre otras cosas plantea:

“Don Agustín Bolívar... digo: que para efectos que me convengan, necesito hacer cierta información sobre mi filiación y demás que conduzca a hacer constar ser hijo natural del Señor Coronel Don Juan Vicente Bolívar, ya difunto, a cuyo efecto vengo en suplicar a la justificación de Vuestra Señoría se sirva admitirme los testigos que presentaré, los que bajo de juramento declaren... si me conocen de vista, trato y comunicación y si les consta que el dicho Señor me trataba como si fuese su hijo, con aquel cariño que es propio de un padre... si en varias ocasiones manifestó esto mismo, así de palabras como de hecho, teniéndome en la casa de doña Luisa Bolívar, su hermana, alimentándome y contribuyéndome todo lo necesario... diga separadamente Don Juan José Barandica si es cierto que el Dr. Dn. Juan Félix Aristiguieta le comunicó que el dicho Sr. Dn. Juan Vicente era mi padre, y (de)una señora de las principales de esta ciudad, mi madre, con quien no había contraído matrimonio, sin embargo de ser soltera y no tener impedimento alguno, por ciertos motivos que ocurrieron en aquel entonces”. (Veracoechea, 1975:372-373)

Los testigos declaran la veracidad de la información, afirman que don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, trataba como hijo a Agustín “sentándolo a la mesa (cuando era niño) y distinguiéndolo”. (Aguilar, Ob. Cit: 5). Asimismo afirman que “Josefa de Bolívar, hermana del coronel... lo cuidó y alimentó... lo tenía siempre decentemente vestido con casaca y peinado profesándole (doña Josefa) cariño” (Idem). Un testigo, Juan José de Barandica, Comandante propietario del resguardo de la provincia de Maracaibo y residente en la ciudad dice que: “muchas veces oyó decir al difunto doctor don Juan Felix de Aristiguieta, sobrino del señor don Juan Vicente de Bolívar, que don Agustín era hijo bastardo de este último tenido en una señora principal, de alcurnia mejor que la de su padre”. (Idem)

Dada todas estas declaraciones de testigos, Agustín de Bolívar dirigió de nuevo comunicación al Gobernador y Capitán General de Venezuela, en la que , entre otras cosas plantea:
“Nuestras Leyes que tratan con tanta escrupulosidad esta materia no necesitan de tanta justificación, para venir en conocimiento de un hecho de esa naturaleza. Nadie ignora que aún es muy suficiente la nominación de hijo y otras demostraciones menos sensibles para no dudarse de la certidumbre que se requiere; por ello es que de la información evacuada no nos queda la menor dificultad en asentir que el dicho señor era mi padre natural y que no sólo me denominaba su hijo sino que daba pruebas muy positivas de serlo tratándome con aquel cariño que es acostumbrado y propio de un padre”.(Idem)

Continúa alegando Agustín de Bolívar y exigiendo sus derechos.

“Yo comprendo que para los efectos a que me dirijo, me es muy bastante la prueba que tengo dada. Estos no son otros que hacer ver la obligación en que se hallan, los herederos del dicho señor de contribuirme, alimentos a proporción del caudal que gozaba mi difunto padre. Reservo por ahora el pedir sobre la cantidad que ha de dispensárseme y competente regulación que ha de hacerse con respecto a los cuantiosos bienes que poseía y de que dispuso por su última y final disposición, pues como esto requiere más alto y prolijo conocimiento para la debida conclusión no habrá de detenerme con propio perjuicio de mi estada en esta ciudad, donde he invertido alguna suma de pesos en mi subsistencia, a más de los crecidos gastos que tengo hechos en el dilatado tránsito de la ciudad de Maracaibo, donde a la sazón me hallaba cuando murió, a esta y sólo planeo contraerme a los precisos alimentos”.(Idem)
No obstante, Agustín de Bolívar, sin dejar de reconocer sus derechos sobre la inmensa fortuna de su padre, solicitó se le asigne la cantidad de mil pesos “para satisfacer algunos créditos contraídos en esta ciudad... y por el retorno a aquella ciudad de Maracaibo, donde tengo mi familia”·. (Idem).

Afirma que aunque la viuda de su padre le había entregado doscientos pesos que le había legado su padre por una de las cláusulas del instrumento, dicha cantidad no era suficiente para cubrir gastos inmediatos. Termina señalando que

“en vista de la información que tengo instruida y lo abundante del caudal de que por notaría consta dejó existente el dicho mi padre, mandar que la albacea, tutora y curadora de los hijos menores me exhiba en el día la cantidad de mil pesos que habrá de asignarme con consideración a lo que tengo expresado”. (Idem).

No cabe duda de que Agustín de Bolívar era hijo del padre del Libertador, las pruebas documentales son concluyentes. Dado esto resta determinar la genealogía conocida de Agustín de Bolívar en Maracaibo.

En 1737, don Juan de Bolívar, abuelo del Libertador, inició los trámites para la obtención del título nobiliario, lo que requirió la presentación de papeles que acreditaban la pureza de sangre e hidalguía de la familia. Así surgió la dificultad con la abuela del solicitante (tatarabuela del Libertador) quien era hija ilegítima de madre desconocida, llegando a señalar algunos que era india, zamba o una esclava negra, sin que exista ningún documento que pruebe (o no pruebe) dicha aseveración. María Petronila de Ponte, hija del Licenciado Pedro de Ponte Andrade y Jaspe de Montenegro fue la hija de una mujer desconocida, a quien sólo pudo encontrarse en el registro de nacimientos bajo el nombre de María Josefa Marín. Su padre, el Capitán Francisco Marín de Narváez había declarado en su testamento, aunque en forma poco convincente, que su madre era su igual en cuanto a rango. Lo cual no puede considerarse plenamente cierto. Resulta imposible determinar por los registros si ella tenía o no sangre europea, o negra o india, pero no se puede afirmar únicamente por eso que Bolívar tenía sangre mixta. De todos modos, la familia Bolívar obtuvo ventajas por la unión con la familia Marín de Narváez, quienes legaron minas, casas, capillas y grandes propiedades.

María Antonia tuvo los siguientes hijos: del primer enlace con Pablo de Clemente:
1.-Pablo Segundino de Clemente y Bolívar, soltero.
2. Josefa de Clemente y Bolívar, soltera
3.-Anacleto de Clemente y Bolívar, casado con Rosa Rodríguez del Toro y del Toro, sin descendencia.
4.-Valentina de Clemente y Bolívar (Iturriza, 1967:232)

Del segundo enlace con Gabriel Camacho:
1. Simón Paulino Camacho Bolívar
2. Juan Vicente Camacho Bolívar
3.-Gabriel Camacho Bolívar
4.-Concepción Camacho Bolívar
5.-Trinidad Camacho Bolívar
6.- Benigna Camacho Bolívar
7.-Mariana Camacho Bolívar, (Montiel, 1985:65)

Juana Bolívar tuvo los siguientes hijos:
1.- Guillermo Palacios Bolívar, quien murió soltero.
2.- Benigna Palacios Bolívar, casada en primeras nupcias con el General Pedro Briceño Méndez y en segundas con el Doctor Pedro Amestoy (Grisanti, 1956:40).
3.- Jorge Palacios Bolívar (soltero), y
4.- Fernando Palacios Bolívar, Soltero (Iturriza, 1967:613)

De sus relaciones extramatrimoniales, Juan Vicente Bolívar Palacios, tuvo tres hijos:
1- Juan Evangelista Bolívar Tinoco
2- Felicia Bolívar Tinoco
3- Fernando Simón Bolívar Tinoco

La descendencia masculina de esta rama es la única que en la actualidad conserva el apellido Bolívar.

Dicho documento según señala Madariaga, es el Nº 1, intitulado “San Matheo. Año de 1765. Autos y Sumarios contra Juan Vicente Bolívar y sobre su mala amistad con varias mujeres” el cual se encuentra en el Archivo Arzobispal. Caracas. Estante de visitas episcopales.

Simón Bolívar "El Libertador", no tenía como primer apellido "Bolívar", sino que se apellidaba Ochoa de Bolívar. Simón Ochoa del Bolívar es descendiente del español D. Martín Ochoa de Rentería, casado con Dña. Magdalena de Ibargüen. De este matrimonio nació D. Simón "el Vizcaíno", quién marchó al Nuevo Mundo en el siglo XVI. Al establecerse en Venezuela cambio el apellido Ochoa de su padre D. Martín, por el de Bolívar, en recuerdo de la puebla de Bolívar, de donde eran oriundos, cuyo recuerdo grato habría de acompañarlo siempre a través de su vida en América como D. Simón Bolívar "El Vizcaíno". Ya en Venezuela firmó siempre como Simón del Bolívar; sus hijos y descendientes siguieron su ejemplo hasta llegar a D. Simón Bolívar "El Libertador".

miércoles, 4 de junio de 2008

La Organización como sistema abierto

La organización es un sistema abierto en el que entran varios tipos de recursos para que la esta pueda funcionar a su vez mantiene una relación con el ambiente externo, al interactuar con este queda restringida por lo tanto la organización no opera libremente sino con las limitaciones que le impone el ambienten en el que se encuentra, la misma opera dentro de un ambiente junto con otros sistemas, y es de ahí donde el sistema recibe la información para tomar sus decisiones. Al operar la organización dentro de un ambiente junto con otros sistemas va a recibir diversos tipos de información como entradas de todo tipos de recursos, residuos de las actividades a las que se dedique, resultados que se obtengan al aplicar los recursos que tenga la empresa y las razones por lo que las personas se separen de la empresa, que es algo a lo que le debemos poner mas atención, La organización es el resultado de las fuerzas productivas sociales y de la aplicación de métodos científicos al trabajo colectivo. La acumulación de experiencias determina la generación de principios y leyes de carácter científico sobre el trabajo, lo que permite el surgimiento de la Administración como disciplina socialmente útil y necesaria. Así, la administración es aquella de las ciencias sociales que tiene que ver con la coordinación del trabajo colectivo de los hombres que buscan resultados comunes.
La Dirección puede considerarse como la estrategia, que tiene como ciencia formular, implementar y evaluar las decisiones ínterfuncionales que permiten a la organización alcanzar sus objetivos. Esta pretende integrar la administración, la mercadotecnia, las finanzas y la contabilidad, la producción y las operaciones, la investigación y desarrollo y los sistemas computarizados para obtener el éxito de la organización, puede considerarse como un enfoque sistemático hacia una responsabilidad mayor y cada vez más importante de la gerencia general, es decir, relacionar a la empresa con su entorno estableciendo su posición, de tal manera que garantice su éxito continuo y la proteja de las sorpresas, Muchos autores han determinado que la dirección es un proceso consistente en tomar decisiones estratégicas. Este caso no sólo se refiere a la toma de decisiones en las cuestiones más importantes con que se enfrenta la organización, sino que también debe asegurarse que la estrategia se ponga en práctica. Se puede considerar constituida por tres elementos principales, que proporcionan su marco gerencial esta son: el análisis estratégico, en el cual el estratega trata de comprender la posición estratégica de la empresa, la elección estratégica que tiene que ver con la formación de cursos de acción posible, su evaluación y la elección entre ellos y, por último, la implantación estratégica que comprende la planificación de aquellas tareas relacionadas con la forma de efectuar la elección estratégica y la dirección de los cambios requeridos. La Dirección es un enfoque sistemático para la dirección del cambio estratégico que consiste en establecer el funcionamiento de la empresa, por medio de la planificación de la estrategia y de la capacidad, dar una respuesta estratégica actual a través de la dirección de problemas estratégicos y proporcionar un manejo sistemático de problemas resistencia durante la implantación estratégica.

domingo, 1 de junio de 2008

María Lionza


María Lionza fue una mujer indígena princesa de su tribu; era hija del cacique Yaracuy, nieta del cacique Chilúa y biznieta del cacique Yare, todos grandes hombres guerreros y estadistas. El nacimiento de María Lionza debe haber ocurrido alrededor del año 1.535 en el estado que hoy lleva el nombre de su padre. Hay dos tendencias en cuanto al nombre real de María Lionza; uno que le atribuye el nombre de “Yara”, cosa poco probable ya que el significado de esa palabra es “agua”. La otra tendencia le atribuye el nombre de “Yurubí” cosa poco más creíble porque significa “agua caudalosa”. En ambos casos el agua es el factor común en la vida de Yurubí, y es el agua precisamente la que define su vida. Para su tribu el tener ojos claros era mal visto, un mal presagio. Como Yurubí nació con los ojos claros, su padre le prohibió verse en el agua, por eso solo se le permitía bañarse o acercarse al agua de noche, cosa que debió haber sido muy erótica para los varones de su tribu. Una mujer joven y bella bañándose sola de noche. En una oportunidad una serpiente anaconda cautivada por la belleza de la joven mujer engañó a Yurubí y la hizo que se fijara en su propia reflexión en el agua de un pozo del río.
La india se dio cuenta de su belleza y del extraño color de sus ojos por primera vez en su vida. La serpiente, quien era la dueña del río, fue apresada por su mal proceder, pero esta se hinchó de rabia y desamor hasta que logro sacar toda el agua del pozo inundando toda la aldea, para luego morir reventada. De esta manera la joven y bella princesa terminó siendo la dueña del pozo, del río y de toda el agua, protectora de los peces y luego de toda la flora y la fauna. De allí viene el nombre del río Yurubí y del parque nacional. El hogar de Yurubí se llamaba “Quibayo” lugar que todavía existe en la montaña que posteriormente un geógrafo catalán describiría en sus mapas como “montagne de la bonne sorte” (montaña de la buena suerte) o simplemente “montaña de Sorte”.
La historia de Yurubí esta estrechamente ligada con la de su padre Yaracuy. Resulta que Yaracuy comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guadabacoa. En el momento del descubrimiento, el inmenso imperio central estaba integrado por tribus, tales como los tarananas, yaritagua, acharigua, torondoyes, y zararas. Otras tribus, entre ellas los macaures y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a Yaracuy. El conquistador Diego García de Paredes, junto con el capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de Cuyucutúa, en 1552. Luego es capturado y condenado a muerte, pero consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces. Aquí se produce una de las escenas más representativas de la historia de Venezuela: la voluntad de un venezolano a no dejarse embromar por los demás. La mañana en que vienen a buscar a Yaracuy a su celda para llevarlo al cadalso para ser ahorcado, entran dos soldados y Yaracuy, quien había estado muy calmado y callado durante toda la noche se acerca a uno de ellos por la espalda, le tomo del cuello y lo desnucó; al hacerlo el otro soldado pudo descubrir que Yaracuy hablaba español porque le oyó decir estas palabras. “Me voy, pero no solo”, la sorpresa de éste soldado fue tal que Yaracuy logro escapar de su celda logrando así matar otros soldados que le esperaban afuera. Todo esto sucedió en lo que hoy son las ruinas de San Felipe el Fuerte en la ciudad de San Felipe, capital del estado que hoy lleva su nombre, Yaracuy. (El nombre completo de la ciudad de San Felipe es San Felipe el Fuerte). Por esto, tiempo después pagarían los hombres mujeres y niños de la única ciudad totalmente amurallada de Venezuela. Los miembros de la tribu de Yaracuy entraron en el fuerte y mataron a todo ser viviente, humanos y animales para luego quemar y destruir toda la ciudad, trabajo que terminó el terremoto de 1812. Por esa razón en las ruinas del fuerte solo quedan las lozas del piso y algunas pocas paredes de lo que fue una vez una ciudad completa.
Una vez muerto Yaracuy, Yurubí asumió el cacicazgo de su tribu como fue el caso con muchas mujeres venezolanas que se vieron en la necesidad de convertirse en caciques por la escasez de hombres dejada por la guerra contra la invasión conquistadora. Yurubí como cacique comenzó a ser una magnífica estratega militar y los españoles siguieron teniendo bajas en sus bandos como cuando Yaracuy todavía vivía pero ahora de parte de su hija. Por eso fue necesario ordenar la captura de Yurubí. Unos curas católicos fueron los primeros en entrar en contacto con Yurubí y la trataron de cristianizar y hasta le dieron el nombre cristiano de María del Prado. Sin embargo sus intentos fueron en vano, Yurubí no cedió ante el culto a un Dios hombre; bueno pero asesinado al igual que ellos lo estaban siendo. Yurubí siguió siendo guerrera y Sorte era su fuerte. Los españoles le seguían hasta allí pero Yurubí mágicamente se perdía entre la selva, entre los caminos y las brumas de la montaña por ella encantada. Esto es lo que dio pie al comienzo de la leyenda de María Lionza. Finalmente Yurubí fue acorralada por los españoles. Sin miedo, Yurubí subió a un árbol alto, encima de un pozo del río; viéndose rodeada y comenzando sus perseguidores a subir el árbol, Yurubí se lanzó al pozo de aguas cristalinas desde lo alto del árbol. Una vez disipada la espuma y las burbujas, los españoles esperaron ver salir a Yurubí, ver su cuerpo aturdido o muerto por el golpe, sin embargo Yurubí nunca salió del pozo. Los soldados buscaron en el pozo, río arriba y río abajo pero Yurubí no apareció. Retirándose del lugar y ya habiendo avanzado un buen trecho del camino, los soldados voltearon y vieron a Yurubí arriba en la montaña completamente desnuda montada sobre una danta con sus brazos en alto sosteniendo un hueso de cadera de mujer. Con este gesto Yurubí quiso decir que su prole, su gente, su hogar y su cultura estarían a salvo por la fertilidad y aptitud guerrera de la mujer venezolana. En esto se distancia la historia de Yurubí de la de su padre Yaracuy; Yurubí no se dejó atrapar nunca, de hecho no hay registro de su muerte ni de su captura. Yurubí nació y vivió libre. Esta es la pose que capta el artista Alejandro Colina en su escultura hecha en 1.953 y ordenada por el Presidente de la República, Gen. Marcos Pérez Jiménez.Puede ser que la historia nos haya engañado, como puede ser que la misma historia se haya corrompido para atribuirle a esta mujer indígena un nombre, un linaje o un cuento no ajustado a la realidad. Lo que sí damos por cierto es que Yurubí o sea cual fuere su nombre, estaba en lo cierto. Sus hijas son dignas descendientes de Yaracuy, Chilúa y Yare. Luisa Cáceres de Arismendi, Concepción Mariño, Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain, Josefa Camejo y miles de otras mujeres venezolanas que heredaron sus genes por sangre, nacimiento o por naturalización han demostrado sobradamente su aptitud guerrera contra la opresión y la fecundidad probada para haber parido un país entero que se ha multiplicado varias veces en número desde entonces. Y la prueba es aún más evidente, sus descendientes son nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras esposas e hijas. Yurubí estaba en lo cierto. Sus descendientes han formado un país con la fuerza de su voluntad y la fertilidad de sus caderas.